Un Sistema Nacional de Cuidados: ¿la oportunidad de construir una política pública intersectorial para la primera infancia?
Daniela Uresty*
La posible aprobación de un Sistema Nacional de Cuidados necesita del trabajo conjunto de distintos sectores para impulsar una auténtica perspectiva de derechos, especialmente en la Primera Infancia que es un periodo crucial en el desarrollo infantil y humano.
El tema de cuidados en México es un asunto que debe incorporarse en la agenda pública para dar respuestas más coherentes que consideren tanto las necesidades de las personas que realizan los trabajos de cuidados, como de quienes los reciben[i]. Desde la intersectorialidad que nos exige el abordaje de la primera infancia, considerar este tema desde una perspectiva de género nos interpela directamente porque implica poner a las cuidadoras en una ecuación que hasta ahora las consideraba sobre todo como agentes esenciales en la implementación.
La perspectiva que aporta el trabajo de cuidados permite que las y los educadores podamos establecer puentes de comunicación con otros sectores desde un espacio novedoso que considera también que las mujeres (madres, abuelas, tías, hermanas, amigas, etc.) son las principales agentes que proveen cuidados en México. El INEGI estima que alrededor del 75% de las personas que los proveen y realizan trabajo del hogar son mujeres y la última encuesta sobre el uso de tiempo (ENUT, 2019) muestra que el 67% del tiempo total trabajado por las mujeres, es trabajo no remunerado.
Este tema adquiere especial relevancia ante la presentación de una iniciativa de Ley para la creación de un Sistema Nacional de Cuidados (31 de noviembre del 2021) que busca impulsar la corresponsabilidad de todos los agentes involucrados en las tareas de cuidados. La iniciativa se presenta como un “paquete” en donde el Estado asume que la población dependiente[ii], debe participar activamente en esta labor que implica un alto costo de inversión de tiempo para las personas que asumen esta responsabilidad y que son mayoritariamente mujeres.
Si bien, es de celebrar la presentación de dicha propuesta aún falta mucho por hacer para incluir elementos esenciales en el tema del cuidado para la niñez, especialmente durante la primera infancia. Por una parte, las niñas y niños de 0 a 3 años de edad necesitan de cuidados amorosos y sensibles que acompañen su desarrollo; mientras que por otro lado tenemos una tasa de ocupación laboral de mujeres que va en aumento[iii]. Es claro que los modelos tradicionales en donde las mujeres eran las principales proveedoras de cuidados en el hogar ya no son vigentes. Si ellas no son las que realizan en mayor medida este trabajo ¿entonces quién cuida a los niños y a las niñas y en qué condiciones?,¿qué instancia debe encargarse de velar por su desarrollo y su bienestar?, ¿cómo pueden generarse modelos de cuidado que garanticen tanto los derechos de las mujeres como los de los niños y las niñas?
Hasta ahora se ha dejado mayoritariamente en manos de las familias la responsabilidad de realizar los cuidados "puertas adentro" de los hogares, sin embargo, es momento de considerar que las dinámicas de ciudades en muchas ocasiones dejan a las familias, especialmente a las mujeres, aisladas y sin la posibilidad de contar con una red de apoyo para realizar este tipo de trabajo. Estamos en un momento de crecimiento exponencial de las ciudades que seguirá en aumento, en México cerca del 80% de la población ya vive en espacios urbanos, por lo que es indispensable desarrollar políticas públicas que prevean las consecuencias de vivir en ciudades[iv].
Es entonces cuando cabe preguntarnos hasta qué punto podemos impulsar programas y estrategias con una perspectiva de género que al mismo tiempo favorezcan un desarrollo infantil integral. Un ejemplo de la falta de vinculación al interior de los sectores afines a la primera infancia es el cierre del programa de estancias infantiles en 2019 que afectó a muchas familias. Las críticas al cierre del programa se enfocaron en el derecho de las madres de dejar a sus hijas e hijos en un espacio seguro y poco se habló de los derechos de las niñas y niños de 0 a 3 años, que se vieron de pronto sin un lugar a donde asistir para impulsar su desarrollo y recibir la protección, la alimentación y los cuidados que necesitaban.
Ante la posible aprobación de un Sistema Nacional de Cuidados, es necesario abrir puentes de comunicación[v] con todos aquellos sectores que impulsan el tema desde distintos ámbitos como la salud, la nutrición, la protección infantil y por su puesto la educación. En el caso de la primera infancia en México, es necesario considerar la Política Nacional de Educación Inicial, (PNEI) que forma parte de la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia (ENAPI) y que en concordancia con el Artículo 3º, dispone que la educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia.
El establecimiento de un sistema de cuidados bien construido permitiría mirar desde una perspectiva novedosa la manera de hacer política pública, con el impulso de un trabajo coordinado y consciente de la complejidad de abordar los temas relacionados con la primera infancia y favoreciendo una colaboración más cercana entre los organismos vinculados a temas de género[vi]. Tener estas conversaciones en el momento oportuno es de enorme importancia para promover iniciativas que finalmente tengan un impacto en la vida de las personas para las cuales fue diseñada y, para el caso de las niñas y niños, contribuir a su propio desarrollo y al ejercicio de sus derechos.
[i] A lo largo de este texto entenderemos como cuidados al conjunto de actividades que garantizan el bienestar físico y emocional de las personas con algún nivel de dependencia.
[ii] Cuando se habla de la población dependiente de cuidados, generalmente se considera a las personas que de manera temporal o permanente dependen de alguna otra persona para cubrir sus necesidades: las niñas y los niños, los adultos mayores, las personas con alguna discapacidad o las personas enfermas.
[iii] Según un estudio del Banco Mundial sobre la participación laboral femenina, solamente el 45% de las mujeres mexicanas en edad laboral realizan un trabajo remunerado, promedio menor al de otros países de la OCDE y de la región. Una política de cuidado bien construida favorecería la participación de las mujeres en el mercado de trabajo remunerado. El documento puede consultarse en el siguiente enlace: https://documents1.worldbank.org/curated/en/753451607401938953/pdf/La-Participacion-Laboral-de-la-Mujer-en-Mexico.pdf
[iv] Esto implicaría tanto crear espacios de cuidado y atención infantil para las familias que lo necesitaran en un sistema de "estancias"; como fortalecer programas de formación y acompañamiento para que las y los cuidadores conozcan más sobre las necesidades de los niños y las niñas y adquieran los conocimientos y las habilidades necesarias para acompañar su desarrollo, como lo hace el Programa de Educación Inicial No Escolarizada del CONAFE
[v] Desde sociedad civil, algunos actores como Pacto por la Primera Infancia han impulsado en distintos espacios debates en torno a la mejor manera de generar conversaciones con actores relevantes, que permitan construir una propuesta más pertinente que responda a las necesidades de todos los involucrados.
[vi] En 2018 ONU Mujeres en conjunto con el INMUJERES presentó el documento “Bases de una estrategia Nacional de Cuidados” que proponía un primer acercamiento hacia la creación de una política de cuidados que estableciera las bases para generar una estrategia a nivel nacional, desde una perspectiva de derechos. Puede consultarse en el siguiente enlace: https://mexico.unwomen.org/sites/default/files/Field%20Office%20Mexico/Documentos/Publicaciones/2019/BASES%20PARA%20UNA%20ESTRATEGIA%20NACIONAL%20DE%20CUIDADOS%202018%20web1.pdf
*Daniela Uresty
Integrante de MUXED. Pedagoga con más de 13 años de experiencia en el desarrollo e implementación de proyectos educativos para la primera infancia y la educación básica. Ha colaborado para la administración pública, ONGs y organismos internacionales en México y en la región de América Latina y el Caribe.