El síndrome de la emprendedora ausente y el camino para superarlo

Gabriela Bloise Ancona*

 

Las mujeres existen en el mundo del emprendimiento, pero a menudo son invisibilizadas. Desde la educación hasta el financiamiento, el ecosistema emprendedor sigue excluyéndolas de la narrativa dominante. Este artículo explora cómo la falta de visibilidad, los sesgos estructurales y la educación refuerzan la brecha de género en el emprendimiento, y propone estrategias urgentes para transformar esta situación.


Una revelación inesperada en un curso de emprendimiento

El año pasado, en mi búsqueda por encontrar nuevos marcos innovadores de referencia para Maestros que Aprenden, me inscribí a un curso de Entrepreneurship en una autodesignada neo-universidad de América Latina. Desde el inicio, tenía grandes expectativas sobre lo que aprendería, esperando encontrar un contenido diverso y representativo de la realidad del emprendimiento en la región. Sin embargo, para la tercera o cuarta clase noté algo inquietante: todos los ejemplos de emprendedores exitosos eran hombres. No había una sola mujer mencionada.

Intrigada, decidí cuestionarlo. Insistí en la necesidad de incluir ejemplos de mujeres emprendedoras, esperando que el instructor reaccionara con interés. Su respuesta me dejó en shock: "Es que aquí tenemos a las mejores" –dijo–, haciendo referencia a mí y a otra compañera como si el simple hecho de estar presentes compensara la falta de referentes femeninos en el contenido del curso.

Esa ausencia no era un descuido; era un reflejo de un problema estructural. Las emprendedoras existimos, pero el sistema nos opaca, nos hace invisibles. Es como si nos hubieran diagnosticado un síndrome: el de la emprendedora ausente.

Las cifras que confirman la brecha de género en el emprendimiento

El problema no es anecdótico ni aislado. Las estadísticas lo confirman:

  • En 2023, las startups fundadas exclusivamente por mujeres representaron solo el 2% del capital de riesgo invertido en Estados Unidos y el 1,8% en Europa[1].

  • En América Latina, la situación es similar. En 2021, solo el 5% de los equipos fundadores de startups y scaleups en la región estaban conformados únicamente por mujeres[2].

  • En América Latina, las startups lideradas por mujeres reciben solo 2.3% del financiamiento de capital de riesgo[3].

  • Según el Foro Económico Mundial, las mujeres poseen el 22% de las microempresas y el 32% de las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) en la región[4].

Estos números no solo muestran una brecha, sino una omisión sistemática. No es que no existan mujeres emprendedoras, es que rara vez son reconocidas, financiadas o impulsadas dentro del ecosistema emprendedor.

La invisibilización de mujeres emprendedoras

Cuando pensamos en emprendimiento, los nombres de Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg vienen a la mente sin esfuerzo. Pero, ¿cuántas personas pueden nombrar con la misma rapidez a una mujer emprendedora? La invisibilización de las mujeres en el ecosistema emprendedor no es accidental. Aunque existen referentes femeninos de gran impacto, rara vez ocupan los titulares o los currículos de formación.

Reconocer estos sesgos es el primer paso para combatirlos, y yo misma he caído en ellos. Cuando fundé mi empresa, le puse el nombre Maestros que Aprenden, sin darme cuenta de que estaba usando el masculino genérico en un sector donde la mayoría de las profesionales son mujeres. No fue hasta tiempo después que reflexioné sobre cómo, incluso en mi esfuerzo por transformar la educación, había perpetuado un lenguaje que invisibiliza a las mujeres.

Hay ejemplos que muestran que las mujeres no solo emprenden sino que lideran industrias innovadoras en América Latina. Sin embargo, su presencia en el discurso dominante sigue siendo mínima, reforzando la idea de que el emprendimiento sigue siendo ‘cosa de hombres’.

  • Pamela Valdés (México) – Fundadora y CEO de Beek, la plataforma de audiolibros en español más grande de LATAM.

  • Mariana Costa (Perú) – Cofundadora de Laboratoria, una organización que capacita a mujeres en tecnología.

  • Blanca Treviño (México) – CEO de Softtek, una de las empresas tecnológicas más importantes de la región.

  • Victoria Alonsoperez (Uruguay) – Inventora de Chipsafer, una plataforma para monitoreo remoto de ganado.

  • Ángela Ursic (México) – Cofundadora de Yema, una startup enfocada en consumo responsable y sustentabilidad.

Estos nombres deben ser parte de la conversación sobre emprendimiento, tanto en las aulas como en los espacios de incubación de negocios. Si queremos que más mujeres se atrevan a emprender, primero tenemos que asegurarnos de que las que ya lo han hecho sean visibles.

Las barreras invisibles: el síndrome del impostor y la aversión al riesgo

Desde mi experiencia en Maestros que Aprenden, también veo cómo las mujeres tienen más dudas a la hora de lanzarse a emprender. Me cuesta más trabajo persuadirlas y convencerlas de que ellas sí pueden construir un negocio de capacitación exitoso. Dudan más, participan menos y mencionan con mayor frecuencia el famoso “síndrome del impostor”. Y de nuevo, las cifras confirman esta tendencia:

  • El 75% de las mujeres ejecutivas han experimentado el síndrome del impostor[5].

  • Los hombres tienen un 18% menos de probabilidades de experimentar este fenómeno[6].

Si las mujeres emprenden menos, ¿es porque no quieren o porque el mundo les ha enseñado y les ha hecho creer que no pueden? Si nadie nos ve en esos espacios, si el discurso dominante nos ignora, ¿cómo vamos a creernos capaces?

El emprendimiento, cuando se trata de mujeres, por lo general es más visto bajo un rol de microempresaria. Ventas por catálogo, artesanías o pequeños comercios son caminos más comunes para las mujeres emprendedoras, en parte porque requieren menos inversión inicial y en parte porque la estructura de apoyo y financiamiento para negocios liderados por mujeres sigue siendo insuficiente.

Se asume que una mujer joven eventualmente tendrá hijos, se casará, o tendrá algún tipo de rol de cuidado, y que eso hará que abandone su negocio o que sus prioridades cambien, algo que no se les cuestiona a los hombres emprendedores. Y esto también se refuerza con los datos: Según la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022 del INEGI, el 75.1% de las personas que brindan cuidados son mujeres, mientras que el 24.9% son hombres[7].

Este sesgo es una barrera invisible que afecta el acceso a financiamiento, la confianza de inversionistas y hasta el apoyo dentro de incubadoras y redes de networking.

Transformar la educación emprendedora es una urgencia

No podemos seguir permitiendo que la educación emprendedora continúe perpetuando sesgos de género. Además de ser un tema de justicia social, también es un imperativo económico: según el Banco Mundial, si las mujeres tuvieran la misma participación económica que los hombres, el PIB global podría aumentar en un 26%[8]. También se ha demostrado que los negocios liderados por mujeres generan un 20% más de ingresos en promedio[9].

¿Cómo cerrar la brecha? Propuestas concretas

  1. Mayor visibilización: Promover historias de mujeres emprendedoras exitosas en distintos ámbitos y hacer que formen parte del contenido educativo en escuelas y programas de incubación. Si queremos que más mujeres se animen a emprender, primero deben saber que hay otras que ya lo han logrado.

  2. Conciencia sobre el sesgo de género: Instituciones y programas de emprendimiento deben reconocer esta brecha y trabajar activamente para erradicar prejuicios sobre las capacidades y compromiso de las mujeres. Esto implica revisar sus prácticas de selección, financiamiento y formación para asegurarse de que realmente estén impulsando la inclusión.

  3. Infraestructura y apoyos: Crear condiciones que permitan a las mujeres conciliar la maternidad, la vida personal y el emprendimiento sin ser penalizadas por ello. Esto incluye acceso a financiamiento sin sesgos, redes de mentoría especializadas, políticas de equilibrio entre la vida laboral y familiar, y espacios de networking que integren la diversidad.

  4. Cambio cultural sobre el riesgo y el fracaso: En muchas ocasiones, el miedo al fracaso pesa más sobre las mujeres porque socialmente se les exige demostrar su valía en cada paso. Es necesario cambiar la narrativa del emprendimiento para que se entienda que fracasar es parte del proceso de crecimiento, no un reflejo de incompetencia.

  5. Incorporación de perspectiva de género en la educación emprendedora: Los programas de formación en emprendimiento deben diseñarse con enfoque de equidad, asegurando que sus contenidos, metodologías y casos de estudio reflejan la diversidad de quienes emprenden. No basta con incluir mujeres en la audiencia; hay que asegurarse de que sean parte activa de la conversación.

El síndrome de la emprendedora ausente no es casualidad. Es el reflejo de un sistema que necesita ser transformado. Mientras las mujeres permanezcan ausentes del ecosistema emprendedor, el mundo perderá talento, innovación y crecimiento económico. La solución no es esperar a que se nos dé un espacio, sino exigirlo, crearlo y visibilizarlo. El cambio no llegará solo. Erradiquemos la invisibilidad, creemos oportunidades y reescribamos las reglas del juego para que todas podamos jugar.

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Referencias

Banco Interamericano de Desarrollo. (2023). Cerrar la brecha de género en financiamiento empresarial en Uruguay. https://blogs.iadb.org/igualdad/es/cerrar-la-brecha-de-genero-en-financiamiento-empresarial-uruguay

Banco Mundial. (2023). Addressing the gap for women leaders in Latin America and the Caribbean. https://blogs.worldbank.org/es/latinamerica/addressing-the-gap-for-women-leaders-in-latin-america-and-the-caribbean

CEPAL. (2023). Proporción de tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, desglosado por sexo. https://oig.cepal.org/es/indicadores/proporcion-tiempo-dedicado-al-trabajo-domestico-cuidado-no-remunerado-desglosado-sexo

FiveThirtyEight. (2014). 78 Percent Of Y Combinator Startups Have No Female Founders — And That’s Progress. https://fivethirtyeight.com/features/78-percent-of-y-combinator-startups-have-no-female-founders-and-thats-progress

Forbes. (2023). 3 de cada 4 mujeres padecen el síndrome del impostor. https://www.forbes.com.mx/forbes-women-3-de-cada-4-mujeres-padecen-el-sindrome-del-impostor

Foro Económico Mundial. (2023). El déficit de financiación de mujeres empresarias es de US$ 1.7 billones: He aquí cómo cerrarlo. https://es.weforum.org/stories/2023/11/el-deficit-de-financiacion-de-mujeres-empresarias-es-de-us-1-7-billones-he-aqui-como-cerrarlo

INEGI. (2023). Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2023/ENASIC/ENASIC_23.pdf

Organización Internacional del Trabajo. (2023). Crecen los emprendimientos liderados por mujeres. https://eencolombia.com/noticias/f/crecen-los-emprendimientos-liderados-por-mujeres

ONU. (2017). Guterres: Si las mujeres pudieran participar en la economía en igualdad de condiciones, el PIB mundial podría aumentar un 26%. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2017/09/guterres-si-las-mujeres-pudieran-participar-en-la-economia-en-igualdad-de-condiciones-el-pib-mundial-podria-aumentar-un-26

World Economic Forum. (2024). Women founders and venture capital: Some snapshots from 2023. https://es.weforum.org/stories/2024/04/mujeres-fundadoras-y-capital-de-riesgo-algunas-instantaneas-del-2023


[1] World Economic Forum, 2024.

[2] World Economic Forum, 2024.

[3] Contexto, 2022.

[4] World Economic Forum, 2024.

[5] Forbes, 2021.

[6] Do Better, 2024.

[7] INEGI, 2023.

[8] ONU, 2017

[9] OIT, 2023.



*Gabriela Bloise Ancona

Integrante de MUxED, Gaby Bloise es pedagoga, emprendedora educativa y directora de Maestros que Aprenden. Apasionada por transformar la educación, se especializa en formación de profesionales y emprendedores en educación, diseño de programas y consultoría. Su enfoque incluye innovación educativa, liderazgo y desarrollo de competencias, impulsando espacios de aprendizaje más dinámicos e inclusivos.




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