Comunidades para el Aprendizaje (ECA): Transformando la educación desde el aula

Luz María Stella Moreno Medrano*

 

En este artículo se comparte la experiencia de implementar el proyecto de “Escuelas como Comunidades para el Aprendizaje” (ECA) en Tabasco. Se presentan los hallazgos más relevantes del trabajo colaborativo con las escuelas y las reflexiones pedagógicas que se han compartido con el equipo de docentes y autoridades educativas. Este enfoque ha impulsado la reflexión pedagógica, la equidad y la inclusión, con planes de expansión en 2025.


La educación es un proceso dinámico que evoluciona constantemente y cuando se abre a la reflexión colectiva se convierte en una poderosa herramienta de transformación.

Durante más de 40 años, las Comunidades para el Aprendizaje (ECA), impulsadas en distintos países del sudeste asiático por el pedagogo Manabu Sato[1] han promovido una enseñanza basada en la colaboración, la observación y el aprendizaje entre pares. Inspirados por este modelo, en México hemos iniciado un proyecto piloto en los estados de Tabasco y Tlaxcala con el objetivo de adaptar y fortalecer estas prácticas en nuestro contexto educativo[2].

A lo largo del ciclo escolar, realizamos tres sesiones de observación, diseñando actividades de aprendizaje en conjunto y reflexionando sobre su impacto en el aula. Este ejercicio nos permitió evidenciar de manera tangible los cambios en la práctica docente y en el aprendizaje de las y los estudiantes.

Después de dos años de trabajar en escuelas de Jalpa de Méndez, Andrés Sánchez Magallanes y la Escuela 5 de Febrero en Tabasco[3] hemos identificado aprendizajes clave que han transformado nuestra forma de enseñar y de concebir la educación. A continuación compartimos algunos de nuestros hallazgos más significativos en este proceso de cambio.

La filosofía de las ECA se basa en la democratización de los espacios escolares, fomentando un aprendizaje colaborativo, inclusivo y significativo para niños y niñas. Uno de los primeros retos que enfrentamos fue superar los miedos y paradigmas que históricamente han regido la enseñanza en México. Comprendimos que abrir las aulas a la observación colectiva y a la retroalimentación entre docentes no es un signo de debilidad, sino una oportunidad de crecimiento conjunto. Este proceso nos llevó a cuestionar algunas de nuestras creencias más arraigadas:

  1. De la enseñanza individualizada al aprendizaje colaborativo
    Eliminamos la tradicional disposición en filas para transitar hacia el trabajo en equipos de cuatro estudiantes (a partir de tercer grado) y en herradura en los primeros dos años de primaria. Este pequeño ajuste en la organización del aula generó cambios profundos en la interacción entre estudiantes. Las familias también se involucraron activamente aportando mesas y sillas, ya que la mayoría de las escuelas mexicanas aún cuentan con mobiliario individual propio de los siglos XIX y XX.

  2. El aula como espacio público de aprendizaje
    Tradicionalmente, la observación docente ha sido percibida como una forma de evaluación o fiscalización. Sin embargo, al favorecer la observación colegiada, logramos mejorar nuestras prácticas mediante el diseño de actividades más retadoras y significativas para el estudiantado. En este modelo, el rol del docente se transforma: “dejamos de ser meros transmisores de conocimiento para convertirnos en diseñadores de experiencias de aprendizaje”.

  3. Del control disciplinario al aprendizaje autónomo
    Una de las creencias más arraigadas en la educación mexicana es la necesidad de “mantener el control del grupo”, asociando el aprendizaje con el silencio y la disciplina estricta. A través de las ECA, comprendimos que el conocimiento florece en la interacción y el diálogo. El murmullo del estudiantado no es sinónimo de desorden, sino de concentración y colaboración. Aprendimos a permitir que las niñas y los niños se comuniquen sin necesidad de intervenir constantemente, favoreciendo un ambiente de aprendizaje más natural y participativo.

  4. Atención personalizada: escuchar para comprender
    La enseñanza tradicional suele centrarse en indicaciones generales para todo el grupo, sin considerar el ritmo y las necesidades individuales de cada estudiante. Aprendimos a escuchar de manera más cercana y a respetar los tiempos de aprendizaje de cada niño y niña. Esta aproximación nos permitió identificar distintos tipos de liderazgo que antes pasaban desapercibidos, ya que en la enseñanza tradicional solemos dar mayor voz a quienes participan activamente en plenaria. En cambio, en espacios de trabajo colaborativo, pudimos observar cómo las y los estudiantes aprenden entre sí, resuelven problemas, se apoyan mutuamente e implementan estrategias propias para comprender mejor los contenidos.

  5. Articulación de los ejes transversales de la Nueva Escuela Mexicana
    Durante este proceso, logramos visibilizar cómo los ejes articuladores de la Nueva Escuela Mexicana —género, interculturalidad crítica e inclusión— no pueden estar separados del aprendizaje en el aula. Reflexionar sobre nuestras prácticas nos llevó también a cuestionar estructuras de inequidad que afectan los aprendizajes. De esta manera se fortalece una red de confianza y colaboración entre docentes, supervisores y autoridades educativas, consolidando espacios de diálogo abierto y colegialidad.

El trabajo con las ECA en Tabasco nos ha permitido identificar los hábitos profundamente arraigados en la enseñanza en México, demostrando que pequeñas modificaciones pueden generar cambios significativos. En primer lugar, encontramos una mejoría en la asistencia escolar, entre los resultados más destacados: Observamos un incremento en la asistencia, especialmente entre los niños y las niñas con mayores dificultades de aprendizaje. Asistían a la escuela con mayor entusiasmo y compromiso. En segundo lugar, pudimos observar que las relaciones con las familias se fortalecieron. Las madres y los padres se involucraron activamente en la organización de los salones y en la logística de las sesiones de observación. Este acercamiento permitió que las familias comprendieran mejor los procesos de aprendizaje de sus hijos e hijas, trascendiendo la visión tradicional centrada únicamente en la disciplina. Además, logramos fortalecer las habilidades de escucha activa y valoración del proceso de aprendizaje. Descubrimos que las y los docentes solemos dar más indicaciones de las necesarias y somos proclives a intervenir constantemente. En esta dinámica, aprendimos a escuchar con mayor atención a cada estudiante y a valorar los procesos de aprendizaje, en lugar de centrarnos únicamente en los resultados finales. Tradicionalmente, premiamos a quienes concluyen rápido y en silencio la tarea, sin considerar que algunos niños y algunas niñas requieren más tiempo para reflexionar y necesitan estímulos diversos.

Nuestra experiencia con las ECA ha reafirmado que ninguna reforma educativa puede materializarse sin hacer cambios concretos en el aula. En nuestro caso, la implementación de esta metodología ha sido un acto voluntario y colectivo, impulsado desde la reflexión y la colaboración entre docentes.

El impacto positivo de este proyecto piloto nos ha llevado a planear su expansión durante 2025 en comunidades de la Sierra Tarahumara, el Estado de México y Oaxaca. Estamos convencidos de que la transformación educativa es posible cuando quienes enseñamos nos abrimos a la escucha, al diálogo y a la innovación pedagógica.

Sabemos que aún hay mucho por aprender y mejorar, pero también tenemos la certeza de que este es el camino para construir una educación más equitativa, inclusiva y significativa para las niñas y los niños.

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Referencias

Moreno-Medrano, L. (2024). Schools as Learning Communities: Implementing critical interculturality and Inclusion In S. G.-C. Romero-Contreras, I.; Moreno-Medrano, LMS (Ed.), Intercultural and Inclusive Education in Latin America. Emerald.

Sato, M. (2018). El desafío de la escuela. Crear una comunidad para el aprendizaje. El Colegio de México.

Sato, M. (2024). Transformar la escuela. Planeación y práctica de la comunidad para el aprendizaje. Ediciones Ibero.


[1] Sato, 2018 y 2024.

[2] Moreno-Medrano, 2024.

[3] Agradecemos el apoyo de la organización AVSI México AC por la confianza y el apoyo para que esta implementación fuera posible. También agradecemos a la Subsecretaria de Educación Básica, la Dra. Lorena Isabel Torres López y al Dr. Antonio Moscoso, Jefe de Departamento Técnico Pedagógico de la Dirección de Educación Primaria en el Estado de Tabasco, quienes acompañaron cercanamente todo el proceso.


*Luz María Stella Moreno Medrano

Integrante de MUxED. Es directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la IBERO, donde también es profesora del Doctorado de Estudios Críticos de Género, del Doctorado Interinstitucional en Educación, la Maestría en Investigación para el Desarrollo de la Educación y la Licenciatura en Pedagogía. Es Maestra en Política Educativa (Harvard) y Doctora en Educación (Cambridge) e integrante del SNI. Sus líneas de investigación son: educación intercultural desde la agenda anti-racista y feminista y el acompañamiento en la profesionalización docente a través de metodologías colaborativas y reflexivas. Participa en la Red Internacional de “Escuelas como Comunidades de Aprendizaje” coordinada por el Dr. Manabu Sato de la Universidad de Tokio.




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