La Centena: Oportunidades y desafíos para ser científica en México
Eugenia Garduño y Anaid Reyes*
Los últimos años han visto avances en el porcentaje de mujeres que desarrollan carreras en disciplinas como la biología y las ciencias de la salud. Sin embargo, el número de mujeres en física, ingenierías, y ciencias de la computación sigue siendo mucho mas bajo que el de los hombres. Por consiguiente, lo que se observa es una diferenciación disciplinar por género, en donde menos mujeres participan en las ciencias duras e ingenierías, y también son menos reconocidas en estas áreas.
No existe diferencia en la capacidad cognitiva de niñas y niños para desarrollar pensamiento matemático y científico. Las brechas en participación de las mujeres en las ciencias que se observan en diferentes estudios internacionales están asociadas a variables socioculturales y educativas, motivacionales y de oportunidades para la práctica, de acuerdo a lo que expresa la UNESCO (2016)[1]:
“Es altamente probable que prácticas culturales, difíciles de capturar en estudios cuantitativos, se encuentren detrás de las brechas de género en matemáticas”.
Por consiguiente, identificar las diferencias en trayectorias escolares, actividades e intereses debe ser el punto de partida para desarrollar políticas y programas que ayuden a reducir las brechas de participación de mujeres en STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés).
Contexto
Los organismos multilaterales llevan décadas reconociendo la importancia de promover una mayor participación de las mujeres en las ciencias, particularmente en carreras en áreas STEM. Asimismo, en varios países se han establecido programas para incentivar a que las mujeres jóvenes desarrollen carreras científicas. Los últimos años también han visto avances en el porcentaje de mujeres que desarrollan carreras en disciplinas como la biología y las ciencias de la salud. Sin embargo, el número de mujeres en física, ingenierías, y ciencias de la computación sigue siendo mucho mas bajo que el de los hombres. Y, de estas áreas, la de menor participación es la de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), en un mundo cada día mas digitalizado. Por consiguiente, lo que se observa es una diferenciación disciplinar por género, en donde menos mujeres participan en las ciencias duras e ingenierías, y también son menos reconocidas en estas áreas.
¿Por qué participan menos mujeres en STEM?
En enero pasado en este mismo blog publicamos un artículo titulado “Baja participación de mujeres en ciencias, ¿exclusión social o elección propia?” en el que recogimos evidencia sobre el contraste en el desempeño entre hombres y mujeres y la identificación de disparidades en cuanto a su participación en áreas STEM.
Aquí, destacamos un indicador en particular: “la diferenciación disciplinar por género en términos de trayectorias escolares, actividades e intereses”. Aun cuando se reconoce globalmente los retos de la participación de las mujeres en áreas de STEM, el problema no se observa en todas las disciplinas científicas y tecnológicas. La información que se deriva de las diversas evaluaciones internacionales indica que las niñas y las mujeres jóvenes tienen interés y participan en carreras como la biología y las ciencias de la salud, en igual o mayor medida que los hombres.
Por ejemplo, las carreras en ciencias médicas –sean especialidades o medicina general– están en los dos primeros lugares del interés de las estudiantes de 15 años, mientras que para los hombres de esta misma edad está el ser policía o atleta profesional, de acuerdo con datos comparativos internacionales de PISA 2018. En Estados Unidos, un análisis[2] sobre el número de títulos de licenciatura otorgados en áreas STEM detectó que el porcentaje de mujeres en áreas de biología (mujeres 60%) y química (mujeres 52%) era mayor al de los hombres, y que un mayor porcentaje de estudiantes mujeres (58%) presentaban exámenes para los cursos de biología avanzada que los hombres (42%), en el nivel de educación media superior.
En contraste, en este mismo estudio, menos mujeres obtenían títulos en física (21%), ingeniería (19%) y ciencias de la computación (21%). Por último, datos de PISA 2018[3] complementan estos datos, en donde las mujeres de 15 años tuvieron un mejor desempeño promedio en ciencias, en comparación a los hombres (con dos puntos de diferencia); mientras que en matemáticas, se observa una tendencia contraria: los hombres tuvieron un mejor desempeño promedio, con 5 puntos de diferencia con respecto a las mujeres.
Por consiguiente, los datos disponibles muestran la tendencia de que las mujeres opten por carreras vinculadas a las ciencias biológicas, es decir, aquellas vinculadas al estudio de la vida, y las ciencias de las cosas siguen siendo áreas donde la preguntas por responder son planteadas principalmente por los hombres.
Diferenciación en trayectorias escolares y diferenciación en actividades e intereses.
¿Cuándo se empiezan a detectar las diferencias entre niños y niñas en las áreas de STEM? La evidencia indica que aunque no se observan diferencias durante el preescolar[4], las brechas comienzan a edades tempranas. Ya en primero y segundo de primaria se observan diferencias relacionadas con estereotipos para las matemáticas, de acuerdo con un estudio que encontró evidencia de que el auto-concepto en matemáticas surge en las y los niños más tarde que la propia identidad de género, y que se comienza a observar la expectativa de que “las matemáticas son para niños”, independientemente de su desempeño. De acuerdo con datos de TERCE 2013, en sexto de primaria ya se observa que las niñas tienen un desempeño significativamente menor en la mayoría de los países que participaron en esta prueba, mientras que, en ciencias, no se observan brechas de género.
Datos internacionales de TIMSS 2015 demuestran que en educación media superior hay una baja participación de las mujeres en cursos avanzados de matemáticas, y muestran mayor ansiedad hacia las mismas. Las brechas de género son todavía mayores en los cursos avanzados de física. Mas aún, en ningún país se observó que las mujeres participen en mayor medida que los hombres y su desempeño también es menor.
Estas diferencias en trayectorias se identifican en los siguientes puntos críticos de las trayectorias escolares de las estudiantes:
4° Primaria[5]:
· Niñas tienen mejor desempeño en ciencias de la vida
· Niños tienen mejor desempeño en ciencias físicas y de la tierra
2° Secundaria[6]:
· Niñas tienen ventaja en biología y química
· Niños tienen ventaja en física y ciencias de la tierra
3° Preparatoria[7]:
· Pocas mujeres toman cursos de física y matemáticas avanzadas
En consecuencia, estas tendencias también se ven reflejadas en las actividades e intereses de los estudiantes de quince años, de acuerdo con datos de la prueba PISA[8] que indican que aun cuando todo el estudiantado tiene en promedio una baja participación en actividades científicas fuera de la escuela, las mujeres reportan niveles de participación más bajos que los hombres. Y respecto al interés en carreras futuras, pocas estudiantes mujeres muestran interés por las ingenierías, manufactura y TICs, pero expresan un mayor nivel de interés en las áreas de salud y bienestar.
Implicaciones de los hallazgos
Esta diferenciación en trayectorias escolares, intereses y actividades es el resultado de la interacción de distintas variables y la acumulación de experiencias en diversos ámbitos. Variables a nivel de individuo, familia, escuela y sociedad;[9] estereotipos como el que las mujeres no poseen el talento requerido para las profesiones que requieren alto nivel intelectual;[10] las expectativas de los padres;[11] y el sesgo de género en las contrataciones, la promoción y la evaluación del trabajo científico,[12] son solo algunos de los elementos que la literatura ha identificado como claves para entender las brechas de genero.
Reconociendo esta complejidad, como sociedad podríamos comenzar a trabajar desde las edades mas tempranas en la eliminación de los estereotipos y en generar mas oportunidades para que las niñas puedan participar en mas actividades que les permitan desarrollar actividades en áreas de las ciencias de las cuales son típicamente excluidas como lo son las ingenierías, la física, y las TICs. Para esto se requiere la colaboración de familias y docentes, para sentar las bases del desarrollo de las futuras científicas.
*Eugenia Garduño y Anaid Reyes
Son integrantes de MUxED. Eugenia es doctora y maestra en Educación por la Universidad de Harvard y licenciada en Psicología por la Universidad Iberoamericana. Sus actividades de investigación se han centrado en el uso de nuevas tecnologías en educación, en especial, la evaluación de programas curriculares en matemáticas y en ciencias. Anaid es politóloga e internacionalista por el CIDE, se ha especializado en el análisis, diseño, implementación y evaluación de políticas educativas con un enfoque de equidad. Actualmente es consultora de proyectos locales vinculados con la educación inicial y a la infraestructura física educativa. Fue asesora y coordinadora de análisis de proyectos y programas prioritarios de la SEP.
[1] UNESCO (2016). Inequidad de género en los logros de aprendizaje en educación primaria ¿Qué nos puede decir TERCE?. Obtenido de: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000244349_spa
[2] Liben, L.S. y Coyle, E.F. (2014). Developmental Interventions to Address the STEM Gender Gap: Exploring Intended and Unintended Consequences. En L.S. Liben y R.S. Bigler (Eds.), Advances in Child Development and Behavior, JAI, Volume 47, pp 77-115.
[3] OECD (2019). PISA 2018 Results (Volume II): Where All Students Can Succeed, PISA, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/b5fd1b8f-en
[4] INEE (2019a). Evaluaciones de logro referidas al Sistema Educativo Nacional. Tercer Grado de Preescolar. Ciclo escolar 2017-2018. Obtenido de: https://www.inee.edu.mx/evaluaciones/planea/base-de-datos-planea-aplicacion-a-tercer-grado-de-preescolar-del-ciclo-escolar-2017-2018/; Garduño, A.E. (2016). Preschool and Educational Technology: Evaluating a Tablet-Based Math Curriculum in Mexico City. Doctoral dissertation, Harvard Graduate School of Education.
[5] TIMSS 2019, obtenido de: https://timssandpirls.bc.edu/timss2019/
[6] Ibidem.
[7] Mullis, I. V. S., Martin, M. O., Foy, P., & Hooper, M. (2016). TIMSS Advanced 2015 International Results in Advanced Mathematics and Physics. Obtenido de Boston College, TIMSS & PIRLS International Study Center website: http://timssandpirls.bc.edu/timss2015/international-results/advanced/
[8] OECD (2019). PISA 2018 Results (Volume II): Where All Students Can Succeed, PISA, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/b5fd1b8f-en y OECD (2016). PISA 2015 Results (Volume I): Excellence and Equity in Education, PISA, OECD Publishing, Paris. http://dx.doi.org/10.1787/9789264266490-en
[9] UNESCO (2017). Cracking the code: Girls’ and women’s education in science, technology, engineering and mathematics (STEM). Paris: United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization.
[10] Leslie, S.J., Cimpian, A., Meyer, M. y Freeland, E. (2015). Expectations of brilliance underlie gender distributions across academic disciplines. Science, 16 Jan 2015: Vol. 347, Issue 6219, pp. 262-265.
[11] Fredricks, J, y Eccles, J. (2002). Children's Competence and Value Beliefs from Childhood Through Adolescence: Growth Trajectories in Two Male-Sex-Typed Domains. Developmental Psychology. 38. 519-33.
[12] Rivera León et al., 2017; Dasgupta y Stout, 2014; Moss-Racusin et al., 2012.